domingo, 12 de junio de 2011

¡NOS VEMOS EL 2015!

Y cerramos este blog con humor con dos carlinturas que nos hacen pensar mucho: Hacia donde iremos los próximos 5 años. Y cierro con humor porque fue algo que le sobró a esta última campaña presidencial, llena de cuyes, bailecitos ridículos, sobada de huevertos, frases históricas, estrafalarias vestimentas y todo menos campañas serias que hayan dado una idea clara al electorado de cada propuesta de gobierno de cada uno de los partidos que se presentaron. Una campaña que pasará a los anales por ser una de las mas raras y malas de la historia. Solo me queda despedirme de todos ustedes amigos que me acompañaron en esta nueva aventura bloggera, solo recordándoles que seguiré con mi blog personal llamado Expediente Cine, y nada, ¡Nos vemos el 2015!


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FERNANDO ROSPLIGLIOSI: BUENA CAMPAÑA, MALA CAMPAÑA

Y como penúltimo posteo les dejo la columna de Fernado Rospigliosi en el diario La República, la que bajo el título de Buena Campaña, Mala Campaña, analiza las virtudes y defectos realizados por Ollanta Humala de Gana Perú y Keiko Fujimori de Fuerza 2011 en las recientes elecciones presidenciales, cuya segunda vuelta tuvo un final de infarto:

Ollanta Humala ganó porque tuvo una excelente campaña, realizada por profesionales. Keiko Fujimori perdió porque tuvo una pésima campaña, conducida por aficionados.

Esta verdad tan sencilla es ignorada por la mayoría de los políticos peruanos que todavía no entienden que las campañas, como la mayoría de las actividades de la vida, requieren de expertos en la materia.

El gran acierto de Humala, o de alguno de sus asesores, fue contratar a los consultores brasileños. Y hacerles caso.

Su primera tarea fue cambiarle la imagen, de radical chavista a moderado lulista. No solo fue el programa sino también la vestimenta –pasó del polo rojo al terno y la corbata–, el discurso y los gestos, como el de visitar al cardenal.

Muy importante, Humala, a diferencia de otros candidatos, acató disciplinadamente todas las recomendaciones de los expertos.

Las barreras

Humala tenía muchos flancos débiles y le construyeron barreras para protegerlo de los ataques. Al día siguiente de la primera vuelta, Humala ya estaba en movimiento, abriéndose hacia aquellos que lo rechazaban y atacaban. Conquistó innumerables apoyos.

Humala era ampliamente considerado un seguidor de Hugo Chávez, cuando no una marioneta del dictador venezolano. Pero consiguió el entusiasta respaldo de Mario Vargas Llosa, el más feroz y consistente crítico de Chávez. Los ataques a ese flanco no le hacían ya tanto daño.

Humala es un golpista antidemocrático que trató de derrocar, en complicidad con su hermano Antauro, al gobierno de Alejandro Toledo con la asonada de Andahuaylas, como se encargó de recordar reiteradamente Jaime Bayly. Pero logró el incondicional apoyo del propio Alejandro Toledo. Las acometidas por ese lado no eran tan eficaces.

Humala es un violador de los derechos humanos. Cometió atrocidades en Madre Mía, denunciadas en su momento por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH). Pero obtuvo el respaldo de todas las organizaciones defensoras de los DDHH, que enmudecieron repentinamente respecto a los crímenes de Humala e hicieron campaña recordando los latrocinios del padre de su rival.

Así, la campaña de Humala neutralizó buena parte de los asaltos de sus adversarios, cerrando las brechas con la ayuda de sus antiguos críticos.

Negativa

Los asesores brasileños reaccionaron con rapidez al final de la campaña para socavar las fortalezas de Keiko Fujimori. Las encuestas mostraban que ganaba en mujeres y jóvenes. La campaña de Humala puso en el aire dos spots dirigidos específicamente a esos sectores (el de jóvenes era muy bueno). Y al final desarrolló una implacable campaña negativa con el caso de las esterilizaciones.

Antes habían tenido también varios spots negativos contra Keiko, con similar contenido pero variando personajes: un bodeguero, un ama de casa en la cocina.

El debate, una semana antes de la elección, fue favorable a Humala por la sencilla razón de que puso un solo tema, negativo: Keiko es igual a su padre, su gobierno sería una repetición de los 90. Lo repitió muchísimas veces, única manera de que quede grabado en la mente de los millones de electores. Keiko dijo quince o veinte cosas distintas. No quedó nada.

Encerrada

La principal debilidad de Keiko en la segunda vuelta era lo que fue su fortaleza en la primera: el recuerdo de la década de 1990, su identificación con Alberto Fujimori. Necesitaba abrirse a sus críticos. No lo hizo. Permaneció encerrada en el mismo círculo.

La crítica de sus adversarios era creíble porque estaba rodeada de la misma gente de los 90. Peor aún, varios eran políticos torpes que cometían gruesos errores y tenían que ser sacados de la escena.

La campaña de Keiko no hizo nunca el más mínimo esfuerzo por abrirse. Su única conquista fue Hernando de Soto. Y la última semana, cuando ya era muy tarde, PPK, Luis Castañeda, Meche Aráoz.

Pero, finalmente, todas son personas afines a Keiko. Lo que ella necesitaba, sobre todo, era gente del otro extremo. Lo que hizo Humala, pero a la inversa.

Aficionados

La publicidad de Keiko fue mediocre y jamás reaccionó con rapidez ante los acontecimientos. La culpa no la tienen los publicistas sino la campaña. Contratar publicistas comerciales para una campaña política es uno de los errores más frecuentes de los candidatos.

La raíz del error de Keiko puede deducirse, es muy común. Ella llegó a la segunda vuelta casi sin hacer nada, con los votos del padre. Pero creyó que era por su buena campaña. Se quedó con los aficionados que la asesoraban, suponiendo que eso bastaba. Pero, como se demostró, para enfrentar a profesionales se requieren profesionales.

Lo estrecho del resultado evidencia que con algo de mejor campaña el desenlace hubiera sido diferente.

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MARTÍN TANAKA ANALIZA EL ANTES Y DESPUÉS DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES

Nuestro penúltimo posteo está dedicado al análisis realizado por el Politólogo Martín Tanaka sobre el antes y después de las elecciones presidenciales y publicado en su columna del diario La República bajo el título de Catástrofes e Inercia:

Esta semana empezó con un pequeño amago de “pánico financiero”, para, apenas dos días después, terminar con expresiones de confianza en el futuro del Perú por parte de la elite empresarial. Esto es expresivo de lo poco capaz que es un sector de esa elite de entender lo que sucede en el país, al punto de ir en contra de sus propios intereses. Es como que por un momento se hubieran creído las exageraciones, distorsiones y embustes que alentaron durante la campaña electoral, para dos días después recuperar la cordura y entender que lo que corresponde es buscar aproximaciones y consensos con el presidente electo.

Durante la campaña se expresaron temores legítimos sobre un eventual gobierno de Ollanta Humala. Lo importante es que el candidato los oyó, modificó su plan de gobierno, amplió su convocatoria, y ha sentado las bases para un gobierno que, sin renunciar a su vocación reformista, reconoce no contar con un respaldo mayoritario propio. En realidad, creo que el peligro con el futuro gobierno de Ollanta Humala no estaría tanto en la implantación de una estrategia de confrontación que propicie una ruptura del orden constitucional y lleve a un cambio radical en el rumbo de la economía. Más realista me parece pensar que podría tratarse de un gobierno entrampado por sus límites y contradicciones internas: estamos ante un presidente sin mayor experiencia política, sin ninguna experiencia de gestión pública, sin un partido político propiamente dicho, sin un entorno político consolidado a lo largo de los años.

Tenemos un presidente que llegó al poder inesperadamente después de una suma de accidentes y gracias a una gran voluntad política, que supo aprovechar las oportunidades que se le presentaron, que ha tenido que ir construyendo sobre la marcha un proyecto que ha juntado varias capas de entornos y relaciones disímiles, partiendo de un núcleo más militante y de izquierda, hasta llegar a un conjunto de profesionales y técnicos independientes. Que además ha despertado grandes expectativas, que enfrenta fuerzas que empujan al radicalismo y otras hacia la moderación.

Diversos analistas han hecho comparaciones entre el posible rumbo del gobierno de Humala con la trayectoria de presidentes como Chávez, Morales, Correa y Gutiérrez. Tal vez la comparación más cercana sea con Alejandro Toledo: un gobierno que encarnó una gran promesa de la democratización social y política después del fujimorismo, pero que pagó el precio de las indefiniciones del presidente, de iniciativas contradictorias de grupos diversos, que dieron lugar a constantes marchas y contramarchas. En lo que sí puede terminar pareciéndose a los presidentes mencionados es en que la pura voluntad política reformista puede naufragar por la debilidad en las capacidades de gestión y de implementación de políticas, no solo por la acción de los opositores. El problema de que prime la inercia que marca la ineficiencia del sector público.

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FEDERICO SALAZAR (LA REPÚBLICA): "PERÚ POSIBLE DEBE DEJAR GOBERNAR A OLLANTA HUMALA"

El columnista del diario La República, Federico Salazar, analiza bajo el título Narcisismo Político, la participación de Perú Posible dentro de la campaña electoral y cuál debe ser su posición ahora que Ollanta Humala (a quien le dieron su apoyo) va a gobernar por los cinco años siguientes:

Las elecciones las ganó Ollanta Humala. En el último tramo contó con la adhesión de Alejandro Toledo, de Perú Posible. Es difícil, sin embargo, medir su aporte en número de votos.

Alejandro Toledo hizo declaraciones en contra de votar por Keiko Fujimori. No tuvo una pauta televisiva o de prensa. No prestó su maquinaria partidaria, que se sepa.

Resulta extraño, por eso, que ahora se hable de un “apoyo sin ambigüedades” de Perú Posible a Gana Perú. Ese apoyo quiere decir: obtener cargos en el próximo gobierno. Un “aporte de técnicos” es, en realidad, una toma de puestos públicos.

Si eso sucede, sería una señal, al inicio del gobierno, de la más tradicional y oblicua manera de hacer política. Lo que Perú Posible quiere vender como “seriedad” y “compromiso” no es sino cambalache y contraprestación.

De manera explícita el electorado rechazó que Alejandro Toledo y su partido participen en el gobierno. Se les dejó fuera de carrera porque los electores no los quisieron ni siquiera como participantes de la segunda vuelta.

En vez de ponerse a pensar en qué fallamos, qué debemos mejorar, cuáles son los temas que pide el electorado, Perú Posible se ha dedicado a otra cosa. Se ha concentrado en buscar técnicos para colocar en el gobierno de Ollanta Humala.

Si esto se produce, la ecuación no resulta muy democrática. “Te apoyo en las elecciones, me das tantos puestos en el gobierno”. El apoyo electoral se realiza a expensas de los participantes; la paga, en cambio, en términos, a expensas del erario.

Después de dos campañas electorales en las que obtuvo siempre varios millones de votos, es absurdo pensar que Gana Perú no tiene los técnicos. Si hay un partido con ideología definida y cuadros armados, es Gana Perú.

Aunque ajustada, Gana Perú obtuvo la victoria electoral; por eso, Gana Perú debe gobernar. ¿Acaso Perú Posible debe salvarnos de Gana Perú?

Lo peor que le puede pasar al Perú es que, por falta de compromisos de Perú Posible o de las fuerzas políticas, detenga su crecimiento o desarrollo”, ha dicho Juan Sheput, Secretario Nacional de Política de Perú Posible (Perú 21, 11/6/11).

Sin nosotros, no van a poder gobernar”, es lo que viene a decir. Este narcisismo no tiene fundamento. Al contrario, fue claramente descartado por los electores. ¿Cómo así lo tenemos de vuelta?

Yo le diría a Perú Posible: dejen gobernar a Ollanta Humala. El Perú no se va a detener porque ustedes no obtengan unos puestos en la administración pública.

Que mande el electorado, no el que arregla tras bambalinas.

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JULIO COTLER: "ALAN GARCÍA ES EL GRAN DERROTADO DE ESTAS ELECCIONES"

Y seguimos con las entrevistas, en este caso la realizada por la periodista Flor Huilca de La República a Julio Cotler, quien plantea aquí los desafíos que deberá enfrentar Ollanta Humala: de un lado, fuerte oposición mediática y conservadora, en alianza con las élites empresariales; y, del otro, la presión de sectores extremistas que intentarán radicalizar su gobierno.

¿Qué escenario le espera a Humala como presidente? Hay fuertes presiones para que diga quiénes serán sus ministros.
–Va a tener que resistir las presiones indeseables hasta que tranquilamente pueda tomar las decisiones del caso. No tiene por qué abalanzarse para satisfacer a sus derrotados contendientes.

–¿Ve condiciones para que se apacigüe este clima de presión en su contra?
–Yo creo que eso ya bajó. Todos han reconocido los resultados. Aparte de algunos exabruptos del vicepresidente electo, la gente está hablando tranquilamente. La banca internacional recomienda comprar acciones peruanas y los agentes evaluadores no ven ningún tipo de peligro. Toda la visión catastrófica que nos habían dicho que iba a producir este seudo chavista no es tal. Creo que se van a tranquilizar las aguas.

–¿Habrá un periodo de tregua, una luna de miel entre el gobierno y la opinión pública?
–No sé si le darán luna de miel. Creo que hay algunos medios que le van a saltar a la yugular permanentemente para bloquearlo, y Humala va a tener que aprender, con su entorno, a lidiar con esa situación. Esa gente no va a tolerar que el Estado no solo se encargue de sus intereses sino también de los intereses y necesidades de otros sectores. Vamos a tener un periodo de tensiones alrededor de medidas distributivas, sin que tenga que afectar necesariamente los equilibrios económicos.

–¿Podrá el nacionalismo, con las alianzas que va sumando, garantizar las reformas que ofreció en campaña?
–Humala se va a tener que enfrentar con tres frentes: uno, el externo, que no está dispuesto a ceder en nada para que el Estado pueda hacer medidas distributivas. En segundo lugar, las diferentes tendencias y facciones que se encuentran en su entorno –no digo en el partido porque el partido no existe–. Y en tercer lugar, las demandas sociales. Va a tener que lidiar con todos estos conflictos porque pasado mañana Puno va a demandar, El Comercio va a exigir, al otro día las facciones radicales van a presionar. Eso es el Perú. Es lo suficientemente inestable, con instituciones suficientemente inseguras y débiles como para que se pueda prever una conducción tranquila, fluida de los asuntos.

–¿Esas presiones externas podrán encauzarse de manera democrática?
–Con Toledo y con García también hemos tenido coyunturas complejas que han bordeado situaciones no democráticas, y mal que bien hemos salido de ellas. Yo lo que espero es un poco más de lo mismo porque, bueno, frente a una revuelta puneña habrá los que quieren conceder todo, otros que van a pedir la represión inmediata. Entre esas presiones él va a tener que jugar. Esa es la democracia. Es un asunto en el que se toma y se daca. Y eso en el Perú se considera malo, y no es así. Uno tiene que reconocer una pluralidad de interés que muchas veces son contrastantes entre sí. Uno tiene que, más o menos, ir negociando, ajustando, concediendo, reprimiendo. Es idea de una fluidez institucional, que hay carriles tranquilos, no es el Perú. ¿De qué país estamos hablando?

–¿Lo que Humala y sus voceros han dicho y hecho luego de las elecciones ayuda a generar confianza? ¿Cuáles deben ser sus acciones inmediatas?
–En primer lugar, tomar las cosas con calma y dejar que las aguas se tranquilicen un poco, no digo que vuelvan a su cauce porque eso es difícil. Que tome decisiones poco a poco, de acuerdo con una combinación de objetivos que se proponga. Eso forma parte del arte, de la sabiduría de los políticos. Él va a tener que aprender porque nunca tuvo esas condiciones. Va a ser un aprendizaje político rápido en el que vamos a ver muchas metidas de pata como lo hemos visto con otros presidentes, sin pensar que el mundo se viene abajo.

Triunfó la facción democrática

–Si bien las cosas se están tranquilizando y Ollanta ha garantizado que respetará su compromiso firmado, ¿es suficiente para pensar que será un gobierno democrático?
–Aunque él no quisiera, las condiciones están. Este resultado es el triunfo de la facción democrática del país. Ese 20% que se agregó al 31% de Humala ha decidido la suerte democrática del país. Considero que eso es muy valioso para el futuro del país; supone la existencia de un grueso sector comprometido con el Estado de Derecho y con la distribución de los beneficios del crecimiento económico, es decir, con la democracia. Cuánto él querrá ser demócrata o cuánto no querrá; la voluntad es importante, pero las condiciones son decisivas. Si él ha tenido que cambiar de discurso ha sido porque tenía que ganar la elección y para hacerlo necesitaba de ese 20% democrático. Va a tener que depender mucho de esas condiciones.

–¿Las alianzas que ha sumado en el camino deben reflejarse en el gobierno? ¿Tendría que haber un gabinete plural?
–Sí creo que va a ser un gabinete plural. Creo que vamos a tener diferentes tendencias, diferentes tipos de personalidades que van a necesitar, internamente, jugar democráticamente para llegar a determinados consensos.

–Pero eso es lo que parece complicado. Desde ahora hay una oposición a Pensión 65 y a las medidas sociales que ofrecieron.
–La derecha peruana se va a oponer a cualquier medida distributiva que afecte sus bolsillos y sus principios. Sobre esa base él tiene que partir. No podemos ignorar la existencia y la presión de una buena parte del país, sobre todo voceros importantes que tienen control de medios y de recursos económicos, que van a estar allí. Dejémonos de imaginar que deberían ser otras las condiciones. El problema es cómo él moviliza a la gente interesada en cuestionar esos principios y llevar adelante los cambios. Eso es difícil y será difícil para cualquier actor político que quiera hacer política democrática. Se trata de respetar la pluralidad de interés y necesidades. La cuestión es imaginar cómo se van a desenvolver tensionalmente todos estos problemas, sin pensar que puedan andar juntos y sin caer en una situación de amansamiento total y de abandono total a sus principios.

–Durante la campaña se ha creado la sensación de que un triunfo de Humala podría crear una situación de inestabilidad.
–¿Y con Toledo? ¿Y con García? La gente se olvida. Cree que el Perú es un país estable, maravilloso, que podemos estar en Suiza. Esa no es la situación. La inestabilidad es inherente a la condición peruana.

–¿Hay algún riesgo de volver al primer plan de gobierno y que se abran las puertas para posiciones chavistas?
–No lo creo. Hay suficientes anclas como para impedir que eso suceda. Tenemos suficientes experiencias internas y externas para decir: al primer truco, eso ya lo conocemos. Si acá hay un pánico de pasar de una inflación de 2% a 3% es porque recordamos el año 85, y si nos vienen con que hay que cambiar un poco la Constitución, inmediatamente sospechamos de Chávez, así que estamos vacunados contra los riesgos autoritarios por uno y por otro lado.

–Pero si bien Ollanta dijo que se va en cinco años, se está rumoreando que su esposa postularía a la presidencia el 2016. ¿Esto qué tanto rompe con el espíritu de alternancia que tenía el compromiso que firmó?
–Todavía no ha sido oficializado como presidente y ya están imaginado quién será la sucesora.

–Incluso el congresista Jorge del Castillo ha planteado prohibirlo expresamente.
–¿Por qué? ¿Por qué se le quitan los derechos ciudadanos a la esposa? Si es que los peruanos, en legítimas y democráticas elecciones, queremos elegir a la esposa del actual presidente electo, por qué nos van a prohibir. Pero yo no creo que se dé esa situación y no vale la pena ese tipo de discusiones ahora.

Bayly fue derrotado

–Un sector de la prensa mantiene posiciones abiertamente contrarias a lo que representa Humala. ¿Cómo imagina este flanco? Rafael Rey ha dicho que se dedicará al periodismo. ¿Podríamos llegar a situaciones de conflicto parecidas a las de Ecuador?

–El nuevo gobierno deberá tener suficiente manga como para contrarrestar todo eso, además Bayly no logró derrotarlo. El Comercio fue el derrotado en estas elecciones junto con Bayly y todos los medios en esa línea. Los medios tienen influencia pero no es total. Esos actores ya están en la oposición y habrá una fuerte oposición. El fujimorismo sacó un 48% de votos que no es para desdeñar. Además los poderes fácticos, el sector financiero y los medios de comunicación, a los que se suma la autoridad de la iglesia, con el franquismo que tenemos acá, están allí. El problema es cómo lidiar razonable y eficazmente con estos sectores, sin tener que abandonar sus principios y sus objetivos. Tal vez tenga que prolongar la realización de los mismos, tal vez tenga que mediatizarlos. Eso es posible. Pero hay determinadas cosas que se deberían hacer ya; hay muchas cosas...

–¿Como cuáles?
–Hoy por hoy, ya se incorporó la idea distributiva de Pensión 65, de Cuna Más, de impuesto a las sobreganancias mineras. Hay un montón de medidas distributivas que se pueden desarrollar y que pueden, dadas las condiciones del Perú, ir modificando positivamente el perfil del país. Se puede hacer una redistribución regional de los recursos, reconocer a determinados sectores la legitimidad de sus demandas, dejar de pensar que los peruanos somos tristones y por eso protestamos o que somos perros del hortelano. Hay que tratar a los personas como ciudadanos; eso puede ser de una importancia tan grande como hacer que la gente tenga más plata en los bolsillos.

–¿Cuál debe ser el papel del fujimorismo? Está pendiente el fallo del TC sobre el juicio a Fujimori y están proponiendo la posibilidad de que sea indultado.
–En caso de enfermedad. No se trata de hacer venganza. Se justifica el indulto para un delincuente preso con enfermedad terminal. Ahora, el papel del fujimorismo es liberar al jefe y reivindicar lo que hicieron, al punto de lavarle la cara por todos los delitos que cometieron y, para eso, se asocian con lo más derechista y reaccionario del país.

–En el 2006 Humala también pasó a la segunda vuelta, y políticos y empresarios hablaron mucho de inclusión social. ¿Qué tanto ha cambiado el país desde ese entonces?
–Lo que nadie dice es incluir a quién, en dónde y a qué. La inclusión se ha vuelto una palabra que sirve para todo y para todos. Estas elecciones, como la del 2006, ponen de manifiesto la profunda desigualdad en todo orden de cosas que existe en el Perú, especialmente en la sierra y la selva. El país tiene las desigualdades regionales más fuertes de América Latina. Esas desigualdades no se resuelven únicamente a través de una distribución material de los bienes, sino también a través de una distribución simbólica; hay que reconocer la validez de las costumbres, historias y reclamos de todos por igual.

–¿Este triunfo de Ollanta y anteriormente el de Villarán pueden verse como el resurgimiento de una izquierda democrática?
–Esto me hace recordar mucho el título de una obra de teatro clásica de Pirandello que se llama Seis personajes en busca de autor. Lo que expresa eso es que hay una masa de personas que están buscando la manera de constituirse como un grupo, una colectividad alrededor de una plataforma más o menos consistente. No sé si de eso saldrá una corriente fuerte de izquierda democrática. Mientras no haya una renovación ideológica, teórica y de cuadros políticos, estas izquierdas seguirán ancladas en el pasado.

–¿Quiénes cree que son los grandes derrotados de estas elecciones?
–Alan García es el gran derrotado; no se cumplió su predicción, ni su preferencia. Eso de que él no podía poner presidente pero sí podía impedir que gane el que no quisiera no le funcionó; perdió su predicción y su preferencia. El fujimorismo, en cambio, no ha sido derrotado. El 3% de ventaja no es una derrota aplastante. No sé si la palabra reconciliación vale porque no creo que haya muchas posibilidades de conciliar; van a tener que aprender a convivir, más o menos, contradictoriamente en el país. La idea de que esta vez no vamos a tener los mismos eventos trágicos de la época de Toledo o García es irreal.

“La constitución puede modificarse”

–¿Es justificado el temor a los cambios constitucionales? ¿Por qué generan tanta resistencia?
–Yo no soy partidario de hacer tantos cambios, pero hay que reconocer que las constituciones no son piezas rígidas que deben quedar sin modificación alguna durante mucho tiempo. Ahora, tampoco se trata de aprobar la revocatoria del presidente y de congresistas, cosa que me parece una barbaridad porque a la inestabilidad peruana se le agrega más inestabilidad. Allí sí sería caer en un caos que sería aprovechado por muchos, pero otra cosa es decir que no se pueda tocar la Constitución. Yo no le veo problema.

–¿Incluido el capítulo económico?
–¿Y por qué no? Si es que hay necesidad y consenso, ¿por qué no se puede cambiar? Allí está el temor de lo que pasó en el 80, pero (en Gana Perú) han dicho que se pueden dar leyes puntuales para que determinadas empresas del Estado intervengan en determinadas áreas; yo prefiero eso a abrir la posibilidad de que el Estado intervenga de manera discrecional en cualquier área.

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OLLANTA HUMALA: "SINTONIZAMOS CON EL PUEBLO PERUANO"

Y vamos cerrando el día de hoy el blog, así que trataré de encontrar las noticias, resultados o entrevistas para dejar esta bitácora electoral con buen material de consulta (bueno, espero que así lo consideren ustedes). Y comienzo con esta entrevista realizada por Milagros Leiva Gálvez de El Comercio (¡saludos Milagros!) al reciente elegido Presidente de la República, Ollanta Humala Tasso que vale la pena revisar:

Tiene 48 años, está casado y es padre de tres hijos. El próximo gobernante quiere derrotar el terrorismo, reconciliar a los peruanos y hacer una real transformación en la educación.

Ven rápido, quizá Ollanta te dé la entrevista”. Ese fue el mensaje que recibí a las cuatro de la tarde. Miércoles 8 de junio. El presidente electo Ollanta Humala recibía a congresistas, empresarios y autoridades en el hotel Los Delfines y entrevistarlo era un imposible. Salí disparada. En el hotel, Blanca Rosales, la mujer que ha sido su principal asesora cuando se trata de enfrentar a la prensa, me anunció que no tenía mucho tiempo. Estaba prevista la llegada del presidente del Congreso, del embajador de Nicaragua, del equipo de transferencia.

En la mañana habían estado la alcaldesa de Lima Susana Villarán y los empresarios. El presidente electo partía a Brasil esa misma noche. “Tienes solo treinta minutos”, me dijo Blanca y la miré apenada. Acostumbrada a conversar con los políticos más de una hora, tomé decisiones en segundos. ¿Qué debía hacer? ¿Una entrevista absolutamente política con el hombre que acababa de pedir tranquilidad después del cierre de la bolsa? ¿Preguntar por enésima vez por su hoja de ruta? ¿Por las inversiones prometidas? ¿Escoger preguntas que revelen la personalidad de quien gobernará a los peruanos hasta el 2016? Elegí el último camino. Cuando ingresé a la habitación, encontré a un hombre absolutamente feliz. Parecía un niño viviendo un sueño. Cansado, pero relajado.

Presidente, treinta minutos no son nada”, le dije cuando cortaron implacables la conversación. Humala sonrió y me prometió más tiempo después del 28 de julio, con los anuncios oficiales. Esta es la primera entrevista que brinda a El Comercio como presidente electo. Este es el hombre tres días después de su victoria.

¿Cómo está? Primero que nada felicitaciones por su triunfo.
Muchas gracias, estoy bien. Me estoy adaptando al cambio. Es algo nuevo para mí, es la primera vez que soy presidente de la República y estoy tomando contacto con todas las fuerzas políticas y productivas del país con la intención de generar paz, calma y voltear la página de las elecciones. Ya no quiero analizar el tema de los agravios. No ayuda.

Muchas peruanos no le creen y temen. ¿Tiene algún mensaje para quienes siguen durmiendo pensando qué hará Ollanta Humala?
Mi mejor mensaje serán mis hechos. Yo no quiero que me regalen la confianza. Sé que la luna de miel será mínima, sería un iluso si pensara que me van a dar tres meses de tolerancia. El pueblo tiene mucha demanda embalsada, mucha expectativa. Yo he visto demasiada desigualdad. Como soldado he vivido en zonas tan pobres que uno piensa aquí ni Dios pasó. Las circunstancias me llevaron de la carrera militar a la política y de la política a la presidencia. Cuando me invitan al retiro en el 2005, yo pido mi reincorporación, el ministro de Defensa me la negó, si eso no hubiera pasado seguiría en el Ejército. Así es el destino.

¿Por qué le dieron de baja? Toledo me dijo que fue porque hizo proselitismo político en París.
Me invitan al retiro por renovación de cuadros. Me agradecen y me dicen que deben renovar… Después me han dicho que se me relacionó mucho con el periódico de mi hermano Antauro.

Con “Ollanta”...
Sí, ese periódico atacó mucho al comandante del Ejército.

Y también al presidente Toledo.
Claro… además yo envié una carta al comandante general para señalar que su asunción no correspondía porque tenía una serie de procesos. Señalé con respeto que como general tenía problemas de carácter ético y moral, que debía dar un paso al costado. Fue tomado como una carta irreverente.

Como una rebelión…
De alguna manera.

Entonces, Toledo le ha hecho dos favores, primero le dio de baja y luego le dio la presidencia.
Ja, ja, ja. Su apoyo ha sido importante, no sé con cuántos puntos me ha ayudado, pero lo valoro y lo agradezco. Mi gratitud es para todos los peruanos que se la jugaron en una campaña de miedo.

El congresista José Vargas acaba de decir que Alan García debe indultar a Alberto Fujimori, sabemos que no se puede en casos de lesa humanidad y solo en casos extremos de salud. Le pregunto nuevamente. ¿Si en algún momento del partido Fujimori estuviera muy enfermo, lo indultará?
Sí le daría el indulto por razones humanitarias. Nadie tiene por qué morir en la cárcel, salvo los que tienen cadena perpetua por haber abusado de los menores de edad.

Salvo Abimael Guzmán…
Es un tema muy controversial, ¿no? El daño que hizo Abimael Guzmán al Perú es irreparable.

¿Debe morir en la cárcel?
Yo no soy quien tiene que decir eso, yo creo en la justicia. Él no tiene cadena perpetua, le han puesto una serie de años y deberá cumplir su sentencia. No voy a entrar en suposiciones porque crea incertidumbre. No viene al caso.

En su cierre de campaña dijo que no permitirá el retorno del terrorismo. ¿En su gobierno se solucionará el problema del VRAE?
Sí, ayer llamé al presidente del Comando Conjunto para ver el tema, más aun cuando me enteré de la muerte de cinco suboficiales. Al presidente del Comando Conjunto le he explicado que siempre deberá haber un responsable por cada fallecido. No aceptaré emboscadas a los miembros de las Fuerzas Armadas y que no exista ningún responsable desde el planeamiento hasta la ejecución. Es inaceptable. Vamos a pacificar. El Comando Conjunto tiene un plazo perentorio para pacificar. Que me diga cuándo voy a ir a izar el pabellón nacional en Vizcatán.

Usted no entra en vainas…
Las cosas se tienen que decir con claridad. Bastante daño nos hacen como para seguir permitiendo muertes. Ya está notificado el Comando Conjunto. Hay voluntad política y que me digan cuáles son las necesidades, los apoyaré y daré medios, pero pido reciprocidad. Quiero resultados.

¿Cómo quiere ser recordado?
Quiero que me preguntes eso el 28 de julio del 2016. Aspiro a cumplir las promesas que le he dado al país, sé que todo no es posible, pero vamos a hacer todo el esfuerzo para curar las fracturas del Perú. En plena campaña se han mostrado el racismo y el clasismo. Los poderes económicos quisieron imponer sus intereses sobre las urnas, sobre la voluntad del pueblo. La campaña del miedo fue feroz. Todo eso tenemos que curarlo y la mejor manera es desarrollando el país, llevando el Estado al interior, a las provincias.

¿Qué otra transformación busca?
Quiero hacer una transformación en la educación, estoy convencido de que la única herramienta que nos llevará al desarrollo es la educación. Eso haré.

¿Me puede contar en qué momento de la campaña dijo ya le gané a Keiko Fujimori?
Ja, ja, ja, el día domingo.

No pues, cuénteme detalles…
Lo que viví en la etapa electoral fueron etapas. El año pasado con las encuestas se creó la ilusión de que ya existía un presidente. Ya estaban hablando de que se ganaba en primera vuelta.

Alejandro Toledo decía eso. ¿Cree que lo subestimaron?
Sí, me subestimaron. En diciembre los medios y las encuestas celebraban el triunfo de un candidato. En febrero la gente se da cuenta de que deben elegir un presidente y leen que casi ya se ha elegido, pero a ellos nadie les ha consultado. Frente a una sola opción, el pueblo dice a mí nadie me va a imponer un candidato.

¿Por qué ganó Ollanta Humala?
Gané porque empaté con el pueblo peruano, porque tuve propuestas concretas que no se cambiaron ni desvariaron. Sintonizamos bien. Fuimos coherentes, tercos con la Pensión 65, con el tema del gas, con el mensaje de cambio. Nos hemos mantenido como oposición y no participamos del poder, y la voz del pueblo fue que se necesita un cambio. ¿Si estabas cogobernando con el Apra, qué cambio podías ofrecer?

Bueno también lo ayudaron las metidas de pata de los otros candidatos. Toledo pecó de arrogante. Castañeda tenía Comunicore, Keiko los pasivos de su padre…
En toda competencia uno cuenta con lo que en el argot militar se llama “el general invierno”.

¿Qué es “el general invierno”?
Las condiciones externas que se presentan, lo que sucede, los errores del adversario.

¿Se olvidaron de que usted había sido militar? ¿De que usted ha sido entrenado para pelear?
Ja, ja, ja, creo que sí. Justamente en la invasión napoleónica a Rusia el general invierno salvó al ejército de Kutúzov frente al ejército de Napoleón.

¿Y cuál fue su batalla más difícil?
Generar confianza en mi partido, en la militancia. A pesar de que las encuestas nos ponían en 8% y de que un sector dentro del partido señalaba que nos estábamos saliendo del mensaje del 2006, que nos estábamos pegando al centro, yo seguí. Teníamos un sector que planteaba radicalizar el discurso, pero nosotros mantuvimos el timón firme en la tormenta. El resultado de la primera vuelta fue un voto de confianza del pueblo.

¿Se maquilló o de verdad cambió su discurso radical?
¿Quién se puede maquillar cinco años? No es posible. En la política yo he aprendido a golpes, en la calle. Estudié una Maestría en Ciencias Políticas, pero eso es teoría. Lo concreto es cuando te vas al mercado de Sullana o de Puente Piedra y conversas con la gente.

Hugo Chávez se enteró de su triunfo y dijo que es el inicio de una nueva era, Ortega se frotó las manos, Morales dice que Sudamérica ya es roja. Prácticamente han dicho: Ollanta es nuestro.
Yo tengo un mandato por cinco años y ni un minuto más, mi jefe es el pueblo peruano.

¿Entonces que Chávez se olvide de que usted es su buen soldado?
Yo soy soldado del pueblo peruano. Son los peruanos quienes me han dado el mandato e incluso voy a proponer el derecho a la revocatoria. No acepto el cheque en blanco que se le da al presidente de la República, entiendo que el pueblo peruano es el soberano.

¿En el espectro político de América Latina dónde se instala?
Soy una oportunidad para aglutinar a los sectores de izquierda que nunca llegaron al gobierno y que programáticamente se pueden unir a sectores empresariales que ya trabajan como nosotros como el señor Siomi Lerner y otros sectores de centroderecha como Perú Posible y Acción Popular y otras fuerzas que han convergido en este proyecto. Internacionalmente me ven como hombre de izquierda, en el Perú me ven como nacionalista. Yo he dicho que no soy izquierda ni derecha, yo soy de abajo en todo caso.

¿Usted y Nadine Heredia comienzan una nueva era como los Kirchner de Argentina? Es decir, primero usted y luego Nadine.
Ja, ja, ja, ¿quién dice eso?

En Facebook ya existe una página lanzando a Nadine para el 2016.
Ja, ja, ja. ¡Se pasan! Lo único que digo es que me den confianza, gobernaré cinco años y nada más, tengo palabra de honor. Gobernaré para el país, no tengo compromisos económicos.

¿No tiene compromisos con Brasil? Hay quienes temen que el imperio brasileño nos invada.
¿Cómo podrías gobernar honestamente un país si ya tienes compromisos establecidos? No tenemos compromisos con nadie. Sí tengo intereses en conseguir el mercado brasileño para los empresarios peruanos.

Entonces no es que las grandes hidroeléctricas y otras empresas serán tomadas por los brasileños.
No, para mí las inversiones tienen un estándar que hemos planteado, respeto a las comunidades, al medio ambiente, tributación que deben pagar como todos, generación de puestos de trabajo y transferencia tecnológica. Eso es para todos, sean brasileños, chilenos, estadounidenses…

El canciller García Belaunde dice que sería un grave error cambiar el equipo negociador de La Haya. Usted ha dicho que respetará la decisión de la corte, ¿qué pasará con este equipo?
Así como le he dicho al pueblo peruano que no quiero un cheque en blanco y pido que me fiscalice, de la misma manera no doy cheques en blanco. Quiero evaluar. Voy a convocar al responsable de este equipo, veré los avances y tomaré una decisión. Mi finalidad es mejorar la defensa de los intereses peruanos en La Haya y por ello reforzaremos, cambiaremos o ratificaremos el equipo. Lo que no quiero es compromisos previos. Yo no me caso con nadie. Si están haciendo bien su trabajo, serán ratificados.

Hace años entrevisté al presidente Portillo de Guatemala y le pregunté por su pasado guerrillero. Él había matado a dos personas y quise saber cómo lo había transformado ese acontecimiento. Usted ha sido soldado. ¿Alguna vez mató a un peruano?
Es probable. No lo sé. Cuando combatíamos con Sendero Luminoso, ellos se llevaban a sus heridos y a sus muertos y nosotros a los nuestros. Nunca abandonamos a un soldado herido o muerto porque sabíamos lo que les pasaba si los dejábamos en manos de estos terroristas.

¿A cuántos amigos cargó?
A muchos… En una de las bases, en el año 89 mataron al jefe de mi base… en el 90 también al jefe de base. Yo seguí… yo sobreviví…

¿Qué produjo todo eso?
Me produjo mucho dolor… discúlpame, pero me cuesta mucho hablar de esa guerra, cualquier soldado evita hablar de esto. Me causó mucho dolor… Lo he dicho: Yo no me siento orgulloso de haber combatido en las zonas de emergencia y no porque haya violado derechos humanos, sino porque ha sido una guerra entre peruanos. Es lo que más me duele.

Cuando surjan durante su gobierno las voces que le recuerden Madre Mía, qué fue lo…
Eso no es el fondo del tema, eso es una calumnia. El juez San Martín vio mi caso y salí absuelto, yo cooperé con la justicia, nunca esperé prescripciones o cosas por el estilo. A mí lo que me duele es que los peruanos nos agarramos a balazos. Unos sobrevivimos, otros no. Y todo sucedió por ideologizar las cosas en Latinoamérica. Por eso no quiero ideologizar bloques regionales ni nada parecido.

Si logra reconciliar al Perú, quizá pueda ser considerado el mejor presidente de nuestra historia…
Es mi objetivo. El Perú está muy dividido,hay una fractura histórica y en los procesos electorales salta todo, hay que sanar eso, hay que reconciliar. Lo voy a intentar.

¿Respetará a los periodistas incómodos?, ¿a los que no estemos de acuerdo con usted?
Por supuesto que sí, los voy a respetar aunque no corran conmigo.

Dígame una cosa final. ¿Ya tiene el nombre de su primer ministro?
Ja, ja, ja, Todavía, todavía. Sabía que lo preguntarías. Todo se anunciará a su debido tiempo.

viernes, 10 de junio de 2011

CONOCE AL NUEVO PERÚ

Tenemos esta nota publicada en el blog Proyecto sin Ningún Nombre, a cargo de franjavi titulado Conoce al Nuevo Perú, en el que nos muestra las tendencias electorales del 2011 comparadas con el anterior proceso electoral del 2006. Los dejo con el mismo:

Ya lo dije en el post anterior, ahora comienza una nueva era en nuestro país y sí mis amigos esto se ve reafirmado cuando ya todos sabemos que casi los resultados están definidos, ahora debemos ver el nuevo mapa de nuestro Perú, haciendo un análisis de las regiones que favorecieron a determinado candidato comparar estos resultados con el mapa obtenido en el 2006 y con el mapa obtenido en la primera vuelta y veremos que hay algunos leves cambios que mostrare a continuación:

PRIMERA VUELTA 2011 VS SEGUNDA VUELTA 2011:

Sorprendentemente, el mapa de segunda vuelta no cambio casi nada con respecto al de la primera vuelta, el traspaso básico de votos que ya había dicho antes ocurrió y en resumidas cuentas esto hizo al final que pocas regiones cambiaran de manos pues en si Humala siguió fuerte en el sur, centro (Excepto Pasco) y en la Selva (Excepto Loreto). Keiko Mantuvo su supremacía en el norte, entonces las regiones que cambiaron de manos fueron:

1.Loreto: En primera vuelta Toledo Gano en ella, ahora esta plaza importante de la amazonia paso a manos del Nacionalismo, cosa que era logia al verse el endose de votos de Toledo hacia Humala.

2.Cajamarca: Bastión importante del fujimorismo durante la década del 90, en primera vuelta volvía a ratificarse esta como una tradicional plaza Fujimorista, pero en la segunda vuelta y para sorpresa de muchos ha pasado ser parte del Humalismo. Entre los factores que determinan este cambio de manos está la fuerte presencia de grupos anti mineros que apoyaron a Humala en la segunda vuelta y el trabajo del presidente regional Cajamarquino del Movimiento Regional MAS, quien en más de una oportunidad ha declarado su acercamiento ideológico con el nacionalismo.

3.Lima Metropolitana y Callao: En la primera vuelta fueron los bastiones más fuertes de la Alianza Por El Gran Cambio que lidero PPK. Aquí durante la primera vuelta era lógica la victoria de PPK, pues un miembro activo de esta alianza era el PPC y todos sabemos que la presencia municipal del PPC es grande y esto ayudo a PPK. En segunda vuelta, la capital se volvió la región que mas voto por Keiko, luego que el candidato PPK, decidiera apoyar a Keiko.

4.Ica: Si bien la lógica nos diría que esta región al estar al sur del país debería ser bastión Humalista, no es así el fujimorismo ya tenía una fuerte presencia desde las elecciones regionales, cuando por muy poco el Fujimorismo perdió la presidencia regional. La figura de Eduardo Cabrera Ganoza es importante.

Comparacion Mapas Electorales Primera y Segunda Vuelta 2011


Segunda Vuelta 2006 Vs Segunda Vuelta 2011:

Entre estos mapas tampoco hay grandes sorpresas, pues en los lugares donde gano Alan el 2006, Keiko también gano el 2011, solo dos regiones en las cuales no gano Humala el 2006 en la segunda vuelta ahora en esta si se inclinaron por él:

1.Moquegua: Departamento del sur del país, es ahí donde Humala debió ganar el 2006, pero sorprendentemente, García le arrebato una plaza segura al Humalismo, siendo además la única región del sur que García conquisto.

2.Ancash: El 2006 esta región quizo formar parte de aquel solido norte aprista y decidió darle la victoria a Alan. Ahora esta importante región minera, ha decidido ahora darle la confianza al nacionalista.

Cuadro Comparativo entre la 2da vuelta 2006 vs la 2da vuelta 2011

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jueves, 9 de junio de 2011

LA PAUSADA DERROTA DE LA ÉLITE PERUANA. Por Fernando Molina

Bueno, tal como lo mencioné en uno de los últimos posteos, y valga la redundancia, entramos en la recta final de la existencia de este blog (al menos en cuanto a publicaciones), hemos cubierto gran parte del proceso electoral peruano en sus rubros de la elección de un nuevo Alcalde(sa) y un nuevo Presidente de la República, por lo que considero que la meta ha sido lograda y solo nos queda esperar una nueva oportunidad para continuarlo o abrir uno nuevo con noticias, encuestas y análisis de la realidad nacional. Así que, como uno de los últimos artículos que publicamos, les dejo este artículo escrito por Fernando Molina del blog Letras Libres llamado La pausada derrota de la élite peruana, el cual me parece muy adecuado:

El triunfo de Ollanta Humala en las elecciones presidenciales implica una simétrica derrota de la élite tradicional del Perú. Ollanta, claro, no era el candidato de la poderosa burguesía limeña, de las asociaciones empresariales, de los principales medios de comunicación. Pero la derrota de la que hablamos no solo reside en este hecho. Es más grave aún, porque hubiera podido evitarse. Es decir, la élite podía haberla evitado. Si sucedió de todas formas fue por la mediocridad y el egoísmo de los políticos que forman parte de ella.

El triunfo de Humala comenzó a gestarse en la primera etapa de las elecciones, cuando el candidato favorito era el ex presidente Alejandro Toledo, un “cholo” con raigambre popular y, al mismo tiempo, muy buena mano para la economía. Toledo, pese a sus deficiencias, estaba en la posición adecuada para ser el candidato de consenso de las fuerzas democráticas y liberales del país, como intentó que ocurriera Mario Vargas Llosa.

Pero en lugar de abandonar sus intereses grupales en aras del bien mayor, estas fuerzas prefirieron postular a otros aspirantes que, acto seguido, desenfundaron los colmillos y se lanzaron al cuello del predilecto Toledo. Al mismo tiempo, la siempre controvertida prensa peruana salpicó al cada vez más débil candidato con toda clase de acusaciones, algunas tan crudas como una adicción a las drogas.

Resultado: el voto de Lima, baluarte de la modernidad peruana, se dividió y permitió que pasaran a la segunda vuelta “el sida y el cáncer”, como llamó Vargas Llosa a Humala y su contrincante, Keiko Fujimori, hija del dictador que gobernó en los años noventa y purga en la cárcel penas por corrupción y violación de los derechos humanos.

Para colmo, la élite ya acorralada recibió el desafío de quien no esperaba.

El reflejo de clase fue alinearse con Fujimori para librarse de Humala, de sus antecedentes radicales y de la posibilidad de que fuera una continuación del chavismo por otros medios. Pero este reflejo no funcionó porque la candidata en la que se apoyaba no reunía las condiciones para ello (lo que nos remite al primer error).

La línea de fisura fue el antifujimorismo, que al final, como suele ocurrir con lo local respecto a lo universal, resultó más potente que el antichavismo. Esta línea la trazaron Vargas Llosa y su hijo Álvaro. Todo menos Fujimori, dijeron los Vargas Llosa, “Fujimori es el fascismo”.

Dado el margen relativamente estrecho con que Humala se alzó con la victoria, puede suponerse que la contribución del autor deConversación en La Catedral, a quien muchos de sus compañeros del liberalismo latinoamericano hoy no pueden ni ver, fue importante, si no fundamental.

Como en todo lo que hace, nuestro admirado escritor puso en la obra del antifujimorismo sangre y vísceras: empeñó su prestigio, agigantado este año por la obtención del Nobel, rompió con una legión de viejos amigos y desplegó su bienintencionado pero, hay que decirlo, candoroso estilo de compromiso político, confundiendo una opción por el mal menor con el descubrimiento de un Humala que nadie más conocía, que nadie más había podido ver.

Fue una apuesta fuerte. Si resulta que el nuevo Presidente, pese a todo lo que prometió, termina radicalizándose y socavando la meritoria construcción económica en que está empeñado el Perú, hundiría en un solo movimiento al modelo y a los Vargas Llosa.

Con lo que llegamos al último factor de esta pausada y progresiva derrota de la élite peruana. La inteligencia emocional de Humala, quien supo ganarse o al menos neutralizar la animadversión de la clase media limeña, guardiana de la modernidad, con un discurso de exquisita sensatez. Mientras, sus adversarios se despedazaban.

¿Comprendió Humala cuál es la nueva realidad nacional (que a diferencia de Bolivia o Venezuela, no admite aventurerismos económicos) o simplemente empleó una artimaña electoral? Pronto lo sabremos.

Si fuera lo primero, quizá esta derrota de la élite podría ser, además de merecida, una oportunidad de redención para ella. Al costo de disminuir sus privilegios y admitir una mayor redistribución de la riqueza, la burguesía peruana podría ver entonces cómo la “revolución capitalista del Perú” se convierte en un proceso menos “salvaje” y más benéfico para todos.

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