jueves, 14 de abril de 2011

LA POSICIÓN DEL IDL SOBRE LOS RESULTADOS ELECTORALES

Tenemos este comunicado escrito por Ernesto de la Jara el martes 12 de abril en el que pone ne manifiesto la posición del Instituto de Defensa Legal (IDL) sobre los recientes resultados electorales con el pase de Ollanta Humala y Keiko Fujimori a la segunda vuelta: Lo primero que nos parece importante destacar es que han sido elecciones que se han llevado a cabo sin ningún tipo de irregularidad. Punto a favor de la democracia en nuestro país.

Creemos también –como muchos– que los resultados expresan fundamentalmente el descontento que hay en diferentes partes del país, por la injusta manera en que se ha distribuido el importante crecimiento económico que ha habido en el Perú durante los últimos años. Queda demostrado que no era cierta la versión de que la mayoría de los peruanos estaban viendo mejorar su situación económica. Sería absurdo negar que se ha  expresado una vez más  voto de protesta contra la exclusión.

El IDL es una institución de la sociedad civil cuya identidad responde solo y exclusivamente a la defensa de una perspectiva a favor de la democracia, los derechos humanos, la inclusión social, la lucha contra la corrupción y la impunidad y la solución pacífica de las diferencias.

Por tanto, por definición, es independiente del Estado, los partidos políticos, las iglesias y toda asociación que vaya más allá de la defensa de dicha perspectiva.

Es por eso que durante tiempos electorales generalmente nos hemos limitado a tratar de incorporar nuestros temas en el debate público y a generar compromisos en torno a ellos, sin tomar partido por ninguna de las posiciones es en disputa.

Sin embargo, hay situaciones excepcionales, en las que creemos, es inevitable ir más allá. La búsqueda de la re-reelección de Fujimori fue una de ellas. Consideramos que, al tratarse de una figura inconstitucional, que buscaba imponerse a través de un fraude, justificaban la oposición activa de instituciones como la nuestra.

Basados en el mismo tipo de consideraciones, el IDL desde enero de este año, ha venido expresando su convicción del retroceso que significaría para el país, la vuelta del fujimorismo al poder, a través del triunfo de Keiko Fujimori.

Estamos seguros que defender la democracia, el estado de derecho y los derechos humanos pasa por oponerse frontalmente a dicha candidatura, ya que la década de los 90 fue la época más oscura de nuestra historia republicana en cuanto a la perspectiva por la que trabajamos desde hace 28 años.

Está probado que Keiko Fujimori representa el regreso y la continuidad de lo que ocurrió durante dicha década, en la que gobernaron Fujimori y Montesinos, debido a que ella, como primera dama, fue parte de ese régimen. Tampoco ha hecho  un deslinde  con lo más grave de esos años, sino todo lo contario; al  final de la campaña, hasta reivindicó de manera explícita lo ocurrido durante la referida década.

Muchos de sus actuales planteamientos están reñidos, asimismo, con normas nacionales e internacionales, como es su propuesta de extender la pena de muerte; la aplicación de la legislación antiterrorista para acabar con la inseguridad ciudadana; o su intención de liberar a su padre, cuando la justicia ya lo ha condenado en doble instancia y respetando escrupulosamente las garantías del debido proceso.

Sin embargo, habiendo logrado pasar a la segunda vuelta, respaldada por el 21% del voto de los peruanos, obviamente respetamos el resultado.

Pero, al mismo tiempo, reiteramos nuestra posición: estamos completamente seguros que la llegada de Keiko Fujimori al poder sería el regreso del fujimorismo de los 90. Sería, entonces, lo peor que le podría ocurrir a nuestro país. Estamos seguros que se repetiría la corrupción generalizada, las violaciones de derechos humanos, el control de las instituciones y de los medios de comunicación, el intento de perpetración en el poder y demás hechos que caracterizaron al gobierno que de manera conjunta llevaron a cabo Fujimori y Montesinos.

Sentimos que, por estas razones, tenemos la obligación moral de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para  evitar el triunfo de Keiko Fujimori

Sobre Ollanta Humala, quien ha ganado abrumadoramente esta primera vuelta, reiteramos las preocupaciones que en todo momento hemos expresado: la posibilidad de que signifique el inicio de un gobierno autoritario, que no respete los derechos y libertades básicas, y que pretenda quedarse más allá de los 5 años que le corresponden.

En lo económico, preocupa que  las medidas adoptadas, vayan más allá de la búsqueda de una más justa distribución de los recursos, y se concreten en estatizaciones que también sería otra manera de regresar al pasado y poner en riesgo un crecimiento económico, cuya salvaguarda debe ser una prioridad.

Varios hechos de su trayectoria, posiciones asumidas en las anteriores elecciones  y puntos de su actual plan de gobierno, justifican sin lugar a dudas estas preocupaciones.

¿Con quién gobernaría? ¿Con los que hoy lo rodean -algunos de los cuales generan confianza- o con otros, cuyos nombres hoy no aparecen en su entorno?

También es muy importante para nosotros que, más allá de la absolución de que ha sido objeto por el Poder Judicial, pueda presentar pruebas contundentes e irrefutables de no haber incurrido que en las violaciones de derechos humanos de Madre Mía.

Nuestras dudas sobre Ollanta son muchas y graves, como siempre lo hemos dicho, y lo  volvemos a expresar.

Sin embargo, nos parece válida la diferencia que  ya muchos analistas están haciendo entre la posibilidad   de que gane Keiko Fujimori  y la de que sea Humala el triunfador.

Frente a Humala hay serias dudas e incertidumbres de lo que haría. En el caso de Keiko hay total certeza de todo lo malo que representa, pues ya hemos vivido once años de dictadura fujimorista. Humala todavía no ha gobernado, y la bancada humalista que se mantuvo en torno a él durante los últimos 5 años, no ha propiciado ninguna medida antidemocrática y contra el estado de derecho, como sí lo ha hecho permanentemente la fujimorista.

Humala y sus partidarios tienen el desafío de disminuir esas dudas e incertidumbres, adoptando una serie de medidas que cumplan la función de garantías  de que respetarán  los aspectos esenciales de un régimen democrático, que no llevarán al país a la debacle  económica y que luego de 5 años dejará el poder, pase lo pase.

Medidas como podría ser el adelanto de nombres en puestos clave de su gobierno, que generen confianza. La adopción frente al país de determinados compromisos. La promesa de mantener una absoluta independencia frente a todo gobierno que no respete la democracia y los derechos humanos (como es el caso, obviamente de Venezuela, pero también de otros países).

Humala tiene que asumir rápidamente que para triunfar en la segunda vuelta, necesita ganarse el voto de una gran cantidad de peruanos, que solo estrían  dispuestos a votar por él a cambio de ese tipo de garantías  (condiciones). Y que si gana, quienes le dieron el triunfo, no lo han hecho a modo de un cheque en blanco, sino que lo fiscalizarán severamente desde el comienzo, y si no cumple, se le hará la guerra como a cualquier otro gobierno autoritario.

De acuerdo a la gran mayoría de sus miembros, el IDL está entre los que preferirían  no haber llegado a esta disyuntiva de tener que escoger entre Humala y Keiko, pero las circunstancias nos han puesto ante ella, y, estando en juego aspectos esenciales de nuestro futuro, solo queda optar.

Creemos, por último, que es la posición que corresponde a todos los sectores que están a favor de la democracia, el estado de derecho, los derechos humanos y la lucha contra corrupción y la impunidad.

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