¿POR QUÉ LAS FAMILIAS YA NO FORMAN PARTE DE LA CAMPAÑA ELECTORAL?
El panorama para el próximo 10 de abril nos indica que proyectar una sólida imagen familiar ya no importa tanto a quienes están detrás de cada campaña. Los candidatos no son más los “buenos esposos” o los “abnegados padres de familia”, al menos para la arena pública. Ello plantea la inquietud: ¿Aún nos importa votar por un hombre o mujer “de familia”?
Anteriormente, ha sido una fortaleza para otros candidatos el proyectar la imagen de una familia nuclear tradicional y funcional. Le resultó bien al presidente Fernando Belaunde Terry en 1980 —a pesar de que Violeta Correa era su segunda esposa— e incluso al candidato Mario Vargas Llosa, cuya esposa, Patricia, lo acompañó en cada jornada, aun en el final tropiezo.
En 2006 su relación ya venía erosionada, pero el binomio Alan García-Pilar Nores logró el triunfo sobre el tándem electoral que conformaron Ollanta Humala y Nadine Heredia, a pocos meses de divulgarse la existencia de un hijo producto de una relación extramarital del aprista. En la actual campaña, ¿pesa aún la familia?
RESERVAS FAMILIARES
Leopoldo Caravedo, psicólogo del Centro de Psicoterapia Psicoanalítica de Lima, señala que este giro en las campañas esté quizá relacionado con una idea engendrada en el buen momento económico que vive el país: “Es la idea del desarrollo del hombre hecho a sí mismo, que no necesita a los demás y que basta con su idea y capacidad, con sus potencialidades únicas”. De ahí que se le dé mayor peso al candidato como individuo y no en su entorno privado.
En octubre, para las municipales, el factor familiar no pesó para que Lourdes Flores, a pesar de la refrita acusación referida a su soltería, lograse el segundo lugar en una cerrada elección. Según el publicista Sandro Venturo, ello marca un gran avance en la clase política y el electorado, pues “nosotros elegimos estadistas”: “Me parece muy bien que la familia ya no sea un buen recurso en las campañas. Hay un porcentaje cada vez más pequeño para el que aún un candidato debe formar parte de una familia; pero para el grueso de electores ya no, si no, no hubiera obtenido tantos votos .Susana Villarán ganó y es separada”.
Una encuesta de Analistas & Consultores, realizada la semana pasada, indica que 40,9% opina que Eliane Karp es el personaje más antipático de nuestra política. Con lo que se entiende que Alejandro Toledo haya mantenido, adrede, un poco entre bastidores a la ex primera dama. Es por eso que, a pesar de que Toledo oficializó su campaña en noviembre pasado, la antropóloga rompió su silencio recién un mes después y para hacer un mea culpa sobre su labor como primera dama. Un silencio procurado de ahí en adelante, incluso, a punta de codazos, como se confirmó en una imagen captada por la televisión durante una actividad proselitista en Cusco. Ello, sin entrar a detallar en sus avatares como padre de familia de una hija a la que reconoció, acorralado por la presión mediática y ya con la banda presidencial encima, cuando esta ya era adolescente.
De trabajar con él por tantos años en el MEF, PPK debe haber aprendido más de una lección de Toledo. Poco deja ver el reputado economista de su entorno privado familiar. Kuczynski cuenta en su biografía que se casó cuando tenía 23 años con una irlandesa con quien tuvo dos hijos y de quien se divorció 30 años después, a inicios de los noventas. Hoy permanece unido a Nancy Lange, una analista económica natural de Winsconsin que a la sazón es prima de la actriz Jessica Lange.
Toledo, PPK y Keiko Fujimori tienen parejas extranjeras. Quizá justamente mantienen este ámbito familiar en reserva no solo por preservar la intimidad de su familia, sino también la de su candidatura.
“Es una posibilidad (que tener una pareja extranjera juegue en contra de una candidatura) probablemente ellos sienten o perciben que no tendría por qué serlo así pero en el imaginario social algo de eso influye, lo extranjero es lo extraño y lo desconocido, lo que no sintoniza”, apunta Caravedo.
Sucede lo mismo con el candidato de Fuerza Social, el ex embajador y canciller de Toledo, Manuel Rodríguez Cuadros. El diplomático está casado con Maritza Puertas, colega suya, con quien tiene cuatro hijos. Sin embargo, parte de la campaña austera del postulante ha sido guardar en reserva este espacio. Y es que, cuando no hace la diferencia, los políticos parecen haber aprendido que incluso, provocar el ingreso de su familia a la arena pública en plena contienda electoral puede incluso ser un factor crítico.
Venturo señala al respecto que probablemente esto marque un giro en la sociedad. “Actualmente, por cada matrimonio hay una convivencia. Hace 30 años (cuando Belaunde fue elegido Presidente) la relación era de 4 a 1, por cada cuatro matrimonios se contaba una convivencia” señala al respecto.
BIENVENIDO A CASA
Con padre ex presidente, un tío congresista y un hermano candidato, aún con los procesos judiciales abiertos por casos de corrupción y delitos de lesa humanidad durante el decenio del reo en la Diroes, la familia fujimorista es un pasivo difícil de medir en la candidatura de Keiko, que se mantiene con un sólido porcentaje (arriba de 20% hace varios meses).
Caravedo indica que entre los candidatos debe haber la necesidad de protección de cuidado en no exponer a sus parejas a fin de evitan abrir fisuras en sus respectivas candidaturas: “Evitan que haya opiniones discrepantes o se muestre alguna falla en su propuesta, tienen en la mente que en algún momento, para algunos de ellos, la pareja fue parte de su baja en la apreciación de la gente”.
El psicólogo añade que con ello también se busca resaltar que los que mandan son ellos, los candidatos, y la familia, ni las respectivas parejas, no influyen. Quizá, como apunta Venturo, la imagen de la familia en el Perú ya no sea una entidad sagrada, hecho palpable en el incremento del número de divorcios.
Ollanta Humala acaba de recibir, hace solo dos meses, a Samín, su tercer hijo, hecho que mostró al lado de sus dos pequeñas hijas y junto a su esposa, Nadine.
Sin embargo, la comunicadora social no ha tomado un rol igual de preponderante al que tuvo en 2006. De hecho, en los recientemente conocidos Wikileaks, tan usual como Humala es la presencia de Heredia en la embajada estadounidense. Uno de los cables diplomáticos llama la atención al respecto, al indicar que Humala, en una reunión de abril de 2009, “lucía extremadamente relajado, y sin la manipulación que hemos visto previamente de su esposa, notoriamente abierto en un número de temas”. La comunicadora, ciertamente, ha guardado un perfil bajo esta vez y Ollanta se ha mostrado más reservado y mucho menos agitador.
El electorado así, con un poco de suerte, ya no busca un gran papá que pueda ser buen presidente, busca un líder político capaz, innovador—algunos también lo desean honesto—. Un cambio evidente, aunque nunca radical, en los votantes, al menos a este nivel. Lo lamentable seguirá siendo que la pelea en la arena de la campaña se llena aún de superficialidades —el debate sobre exámenes de drogas o las uniones homosexuales— y las propuestas de fondo siguen en el sótano.
Etiquetas: Análisis Electoral, Campaña Electoral, Contiendas Electorales
1 comentarios:
la familia de OLLANTA es 100% peruana.
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